Cuando hablamos de turismo, ¿realmente le damos importancia a la comunidad local? ¿Respetamos su esencia y trabajamos en conjunto? ¿O hacemos oídos sordos y ojos ciegos ante su presencia?
Por: Valentina Castro
Instagram: @valecastr__
OPINIÓN | ACTUALIDAD TURÍSTICA / La industria turística es reconocida por ser un sistema complejo que depende de la relación entre sus componentes para funcionar de manera adecuada. Nosotros, como profesionales, debemos velar por una visión amplia y adoptar diferentes perspectivas de nuestros elementos, desde el turista, las autoridades turísticas, los empresarios y la comunidad local.
En este caso, planteamos una analogía: la industria turística representada como un gato. Necesita de sus cuatro patas para estar estable y cada una tiene una función que entregan equilibrio al animal, es decir, que le permita funcionar en sincronía. Ahora, visualicemos a un gato denominado Industria Turística y que cada una de sus patas son un elemento donde cada uno cumple un rol fundamental dentro de su anatomía.
Entonces tenemos cada pata; las delanteras son los turistas y las empresas, las traseras son las autoridades y la comunidad local. Estas deben estar proporcionales y apoyarse entre sí, ¿verdad? , Pero ¿Qué pasaría si no fuese así y cada una tuviese una proporción – interés diferente? ¿Y si una importara más que la otra? ¿Nuestro gato llamado Industria Turística avanzaría, se estancaría o decaería?
Muchos pensarían que las patas delanteras son más importantes y si falla una de estas, el animal estaría perdido y la mejor opción sería sacrificarlo. En el caso contrario, si fallara una trasera, no habría un gran problema y se volvería parte de su rutina. Ahora, enfoquemos tal caso en la planificación y gestión de un destino turístico en mención a sus actores turísticos.
Si un elemento no está proporcional con lo demás, considerado importante dentro del plano o sencillamente no se piensa, no estará bien y lo mismo sucede con nuestra analogía. La pata derecha delantera – turistas, es la más importante y el enfoque principal de todo el plano en la planificación y gestión, la izquierda delantera – empresas del rubro es la que le sigue ya que es el impulso para la otra y se apoyan mutuamente, pensando que quizás con estos dos elementos es suficiente y del único apoyo extra que necesitan sería la pata trasera derecha – autoridades turísticas para regir las dos de adelante y dirigir el camino hacia donde van, pero nadie toma en cuenta la izquierda trasera, como la comunidad receptora.
Si bien el gato puede funcionar con tres patas – turistas, empresas y autoridades-, tendrá una pequeña limitante que no le permitirá impulsarse de la misma manera que podría haberlo hecho si tuviera sus cuatro extremidades para apoyarse en equilibrio y caminar perfectamente, como si hubiera pasado al incorporar a la comunidad local.
La comunidad local es uno de los pilares más importantes del turismo, ¿y quién puede decir lo contrario? El turismo trata de invitar al viajero a sumergirse en el destino que escogió, ¿verdad? Y es ahí cuando la comunidad receptora entra en acción dentro del plano turístico -incluso desde antes me atrevería a agregar.
De tal manera, extiendo la instancia para plantearnos cuánta importancia le damos a este actor dentro del rubro y si acaso es la suficiente, ya que hablar de este factor puede sonar algo básico e incluso innecesario, pero no es así. Pese al crecimiento de la industria turística, los componentes del sistema no han sido equilibrados y esto no permite el óptimo crecimiento en armonía.
La incorporación de la comunidad receptora dentro de la planificación y gestión del destino abre las puertas al desarrollo local y varios beneficios en favor a mantener satisfechos diferentes mercados turísticos, sobre todo en aquellos lugares que ponen sus ingresos locales en el rubro. Sin embargo, no solo debemos centrarnos en lo económico, principalmente si consideramos que no hay preocupación de los aspectos sociales, culturales y ecológicos al momento que hablamos de la incorporación de nuestros cuatro elementos, que son de carácter vital dentro del turismo.
Por otro lado, ¿es acaso un proceso sencillo? Tenemos tantos factores que considerar, más allá de lo legal, económico y otros, que no nos detenemos a velar por el interés de quienes serán los anfitriones de nuestro destino. Puede ser que al inicio de la planificación y gestión no haya conciencia, debido a que estamos en pleno desarrollo de la industria donde hay errores y mucho más, incluso donde no hay abundancia de estudios académicos respecto a la incorporación de la comunidad local como un elemento de misma importancia que los otros, recordando la analogía de nuestro gato y sus preciadas patas, no obstante, ¿es aquello realmente una excusa para perpetuar tal conducta de nuestro lado, como profesional turísticos?
Extiendo esta pregunta como una reflexión a nuestro rol como trabajadores de la industria turística. Esta es una invitación al cambio.