Columna de Opinión: La economía global y su afectación al turismo en Chile


Giannina Guajardo Fuentes

CEO- Fundadora HMG Consultancy


En un mundo que sigue sufriendo los embates de una economía global en desaceleración, y con regiones clave como Europa y Estados Unidos registrando niveles históricos de endeudamiento en tarjetas de crédito, el turismo internacional se encuentra en una encrucijada. Chile, como muchos otros destinos, enfrenta retos sin precedentes en la revitalización de su industria turística.

Desde la crisis financiera de 2008, las economías emergentes han servido como motores del crecimiento económico mundial. Sin embargo, el Banco Mundial señala una reciente desaceleración en estas economías. Una situación aún más preocupante es la que se observa en Argentina, donde se vive una presión monetaria y un cambio volátil de divisas a dólar. Como resultado, la fragilidad de la economía argentina implica una disminución de turistas cruzando la frontera hacia Chile.

Paralelamente, la capacidad de gasto del consumidor medio ha sufrido. Las tarjetas de crédito se han convertido en una carga pesada, y su efecto se ha acentuado por la rápida subida de las tasas de interés liderada por los bancos centrales cuyo efecto se ve reflejado en estadísticas provenientes de EE.UU. y Europa. El endeudamiento récord y una disminución de los ahorros por debajo de los niveles pre-pandemia indican que las personas tienen menos para gastar en viajes y turismo, y esto afecta directamente a destinos emergentes como Chile.

La industria del turismo en Chile, un país anteriormente reconocido como un fuerte competidor en el ámbito turístico mundial, ha experimentado un declive. En 2018, Chile recibió a 5,7 millones de turistas extranjeros. Esta cifra disminuyó a 4,5 millones en 2019, y hasta julio de 2023, sólo se contabilizaron 2,1 millones.

La caída en el flujo de turistas, y, por consiguiente, en los ingresos percibidos por la industria, ha tenido como consecuencia una baja en los salarios ofrecidos en el sector del turismo. Esto ha complicado mucho la retención y adquisición de talento, ya que, por un lado, los profesionales de mayor experiencia vieron la oportunidad de migrar a otras áreas (una tendencia que ya se había iniciado durante la pandemia), y por otro, las condiciones que nuestro mercado ofrece son percibidas por las nuevas generaciones como desfavorables, sobre todo por los horarios, salarios y presencialidad. Ante esta situación, muchos empleadores han optado por contratar personal menos calificado para cubrir vacantes, una decisión que pone en juego la calidad del servicio y la integridad de sus operaciones.

Las razones de esta contracción son múltiples: la falta de financiamiento y capital fresco, y desastres naturales como inundaciones e incendios forestales. Sin embargo, a pesar de estos desafíos, Chile ha sido nominado como el Mejor Destino de Turismo Aventura y Romántico de Sudamérica y será el anfitrión de los Juegos Panamericanos de 2023.

Las principales voces del sector turístico chileno proponen una variedad de soluciones para enfrentar los desafíos actuales. Estas van desde la inversión en promociones internacionales y la solicitud de ayudas financieras gubernamentales, hasta propuestas innovadoras como la implementación de sistemas ‘tax free’ para turistas. Aunque estas soluciones son diversas, todas convergen en un punto en común: la imperiosa necesidad de una estrategia clara y coordinada para revitalizar el turismo. A pesar de que me mantiene con preocupación y cautela, no es por ser pesimista, sino por reconocer que el panorama es complejo y que es un gran desafío y oportunidad para nosotros que nos desenvolvemos en esta industria.



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